Mi noción del tiempo se perdió cuando el se marcho. Dirigiéndome hacia el baño, sentí un fuerte hincón en el estomago y un ligero mareo, no le dí importancia y seguí; parada justo frente al espejo, era una zombie con los ojos rojos, la piel muerta y los labios entumecidos, el mal sabor de boca hacia que quisiese vomitar, dejé correr el agua, agregue jabón y me recosté en la bañera tratando de que otra vez el mundo se detuviera y fuera yo la única en este planeta; malditos incones empezaron a dormitarme lentamente la espalda, el techo era neutral, pero la habitación empezaba a girar a mi alrededor, cerré los ojos y al fin pude calmarme, me quede dormida; minutos después desperté en mi cama, era ilógico tratar de comprender esto, no me hice pregunta alguna y solo me limite a abrazar mi almohada con tanto fervor, recobré el aliento, extrañamente un olor llamo mi atención, era tocino, el aroma a café recién pasado me obligo a levantarme, el olor se hacia cada vez mas perceptible.
¿Quién eres? pregunte con el corazón saliéndose de mi pecho.
El volteo sutilmente y me esbozo una cálida sonrisa.
- No tengas miedo, toma asiento.
En la mesa había un desayuno digno de una princesa, tocino, huevos revueltos, jugo y frutas de estación, accedí a su petición sin poner resistencia, devore cada bocado como si fuese el ultimo, él se acerco y delicadamente agrego agua hirviente y dejo caer hermosas gotas de café mientras yo me perdía en el vaivén de emociones ocasionadas por esté mi mas grande adicción, tome un sorbo quemándome la lengua, me levanté y me acerque a él, lo abrasé por la cintura y empecé a besarle la espalda, el cuello; me voltee cara a cara hacia él, pase mis manos sobre su cabello, acaricie su rostro simétrico, su largo cuello, empecé a sentir un ligero cosquilleo en la pelvis, de un tirón le quite el pantalón, mis manos desesperadas y nerviosas se deslizaron sutilmente, agarre su trasero y le quite con los sientes el boxer que llevaba, estaba arrodillada ante él, empecé a acariciarlo, él cogió mi cabello y tiro de él, Ahhh grito mientras empezaba a meter mi boca en la fiera, lo lamia, cual paleta de helado a punto de derretirse, el gimió en un grito ahogado, el punto de excitación llego a su limite, apretaba sus ojos y sus puños con demasiada dureza, seguíamos parados en la cocina, nos miramos fijamente como si habláramos el mismo idioma con la mirada, fuimos a mi habitación que estaba hecha un desastre, pero eso no importaba ahora, me tiro en la cama y empezamos a besarnos como si no hubiese un mañana, besos largos llenos de pasión, él me quito rápidamente la bata que aún llevaba puesta, empezó a acariciarme los pechos como si los conociera de toda la vida, imaginé que tenia experiencia, así que solo me deje llevar, los besaba, los lamia, seguía acariciándome y besándome al mismo tiempo tenia una mano sujeta a mi cuello, cada vez que tenia todo su fuego contenido tiraba de él, descendió al punto máximo de quiebre, llegue al primer orgasmo junto a él, no respirábamos, ni teníamos descanso, el estaba encima mío y no sentía asfixia, el placer que se apodero de mi ser me hizo ver estrellas, volaba mientras el estaba a mi lado, ambos volábamos en un cielo rojo grisáceo desconocido, ninguno estaba dispuesto a ser el primero en caer, todo estaba fuera de control en la habitación, pasaron apenas unos minutos y retomamos el acto sexual empezando con palabras; cariño, dulzura, el me acariciaba y al mismo tiempo entonaba palabritas que me hacían delirar, me aferré a él con temor a que esto terminase, con sus miradas me decía que todo iba a estar bien, que lo que había pasado había sido muy bonito y puro..
Sé levantó recogió su ropa y se marchó, desde aquel día no nos hemos vuelto a ver, las caricias y aquellos susurros perdurarán en mi mente hasta nuestro próximo encuentro en donde esto ya no sea un sueño, sea realidad.
1 comentario:
Muy buena historia, contada de una forma sutil y realmente placentera. Lo disfrute. Sigue así Lu.
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