jueves, 6 de junio de 2013

Sumergido en el Dulce Siniestro de los Días Grises

Les comparto dos poemas de un amigo, Pablo León.



Lluvia de sueños

Lágrimas que caen del cielo dentro de una noche para soñar.
Acarician el anhelo las gotas, la luna rozar.
Manto de sombras, la noche; impotente lágrimas del cielo ve caer.
Lluvia nocturna, sollozos de la eternidad
que buscan la piel de la luna un instante tocar.

Frío viento de la noche... el frío que asusta la piel.
Observa cuidadosamente la luna desaparecer. 

Capturala! ...dijo una en medio de la interminable caída.
(Entre sollozos, susurró) capturala, no la dejes ir... que se me acaba la vida.

Instante a instante, una a una, cada gota se unía al dolor.
De ver la vida pasar por los ojos y ser alejado cruelmente del amor.

Cada gota buscaba su sueño alcanzar, pero al descender más... sólo lágrimas quedaban.
Y cada lágrima veía como este anhelo en el cielo se ahogada.
Mas el sueño que nació en el cielo... al llegar al suelo terminaba. 



 Sabor a mi

Dulce amor, vil veneno de traición.
Sonrisas me muestras, bajo esa mirada siniestra.
Me haces probar tu piel de porcelana, impregnada por el hedor de tu alma.
Y en mis manos las tuyas, desangran con finas garras.

Me llevas a las sombras para que yo te pueda amar, me llevas para que mi sangre puedas probar.
Siento que en tus brazos el cielo puedo tocar, mas es abajo donde he de acabar.
Sensaciones de placer al estar abajo de ti; lo último que podré sentir.
Mis ojos se cierran frente a un ángel celestial, ilusión producida por un ente infernal.

Siento como dulcemente besas mi cuello, de un instante a otro he muerto.
Pese a ello sigo aquí, y en tus labios diviso la última sangre naciente de mi.
No tengo miedo, no tengo pena, se fue el amor; huyó a tus labios como sabor.
Sabor a muerte... sabor a mi.


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