lunes, 7 de enero de 2013

A Ti. Adiós.

Hoy: A ti.

Había pasado ya casi exactamente tres meses desde nuestro último encuentro, con el corazón en la mano te decía por primera vez no te alejes de mi, mientras las lágrimas se asomaban por el rabillo del ojo, esperando salir y gritar, una cita sin planearla, sin tocarse el uno al otro, sin hablar, lo único que hacíamos era desvestirnos con la mirada, con aquella perfecta, única y profunda mirada que hace que cualquier ser humano caiga ante tus pies, nos miramos a través de los cristales, mostrándome lo hermoso que era volar muy alto, gestos que comprendímos inmediatamente, corrimos tan fuerte que no sentimos cansancio, me mostraste un mundo, mi propio mundo se vio reflejado en tu mirar, en esos hermosos ojos cafés a los que tanto anhelo tener a mi lado, y nos despedimos con un enorme abrazo, esos que tanto odio, pero que por primera vez amé y sentí míos, un recuerdo que perduró desde aquella última vez, un encuentro en el que solo fuimos dos personas en un mundo nuevo para nosotros.




Esperé días, noches, esperando volver a verte, le rogué a la luna por todo el inmenso amor que le tengo que me pusiera delante de ti una vez más, pero al parecer el destino estuvo en nuestra contra.

Hoy a pesar del resplandeciente sol salí, ni siquiera le pedí al universo verte otra vez, a los segundos estabas ahí detrás de aquel árbol con esa hermosa aura angelical, con esa magia desbordante y atrayente, mientras el sol resplandecía en mi cabello suelto tornándolo castaño, nos miramos y nos dijimos adiós, un adiós con el que tendré que vivir, pero con el que tengo un maravilloso recuerdo. 

A Ti. Sé que serás uno de los mejores hombre del mundo.



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